Javier Duarte fue mi Luzbel: Fidel Herrera
•Está arrepentido de tanto poder conferido al góber con licencia y prófugo de la justicia
•En un túnel del consulado en Barcelona lee la Biblia, grageas para el alma
•En la nominación de Duarte “me dejé llevar por la presión familiar”
•“Sabía de su codicia sin límites, pero nunca pensó en el monstruo que llevaba dentro”
•“Yunes será implacable, el Yunes de Chirinos, pero multiplicado”
•”Yo soy perro muerto y mis ladridos a nadie asustan”
•“Duarte fue mi Luzbel”
Foto: Yerania Rolón
Fidel Herrera vive en un túnel en el consulado de México en Barcelona. Se ha dejado crecer la barba que, incluso, usa de corbata. Ojeroso, casi no duerme. Todas las noches, el insomnio. Es más, sus días y noches son iguales que las de Javier Duarte. “A salto de mata”. Huye, digamos, de sí mismo. Mejor dicho, de su destino.
Se parece a Pedro, el anacoreta de la sierra de Alto Lucero, allí donde Paquita la del barrio se inspiró para cantar “Rata de dos patas”. Todos los días, tempranito, Fidel se baña. Pero pasa los días como un ermitaño. Diríamos que vive avergonzado de su discípulo preferido.
Se ha vuelto místico. Lee, por ejemplo, a los poetas clásicos españoles. Ha releído en dos ocasiones “El Quijote”, soñando con los molinos de viento que en Veracruz el sueño estrellara.
También lee la Biblia. Grageas para el alma. El paraíso perdido. El reencuentro con Dios. El perdón para los pecadores y los apóstatas.
Incluso, quisiera la bendición del arzobispo de Xalapa, igual que como en la misa dominical se puso a rezar por el góber electo.
Colapsado, sin esperanzas, lejos de su patria, condenado por ósmosis gracias a Duarte, evade a la prensa española, que lo busca como el padre putativo del gobernador con licencia. La agenda diplomática enmohece. Total, Barcelona está lejos de Donald Trump.
Está más flaco que nunca. Diríase que levita. Apenas y prueba alimento. Extraña la longaniza y los tamales que en la adolescencia vendía en Cosamaloapan para ayudar a su señora madre y a su abuela en el hogar.
A primera vista causa la impresión de que está acorralado y sin salida en la depresión, la mismita que llevara a Ernest Hemingway a pegarse un tiro en la boca a las 6 de la mañana.
Falso. Está en trance. Quizá, muriendo para renacer. Acaso, resucitando. El, que desde el sexenio de Luis Echeverría ílvarez supo reinventarse, sin que nunca, jamás, conociera las vacas flacas, y eso que en dos sexenios (Patricio Chirinos Calero y Miguel Alemán Velasco) anduvo “a salto de mata”.
“YUNES SERí IMPLACABLE”
--Hola, góber fogoso, con todo lo que ha pasado en Veracruz, ¿estás arrepentido de haber impuesto a Javier Duarte en el trono imperial y faraónico?
--¡Claro, estoy arrepentido! ¡Mejor dicho, arrepentidísimo! ¡Me dejé llevar por la presión familiar! ¡Lo reconozco!
--De hecho, te rebasó.
--Sí, me rebasó por la derecha y por la izquierda. Nunca pensé que llegara a tanto. Imagínate, la deuda con las agencias de viajes por los viajes a Europa con las amantes. La deuda a los dueños de las tortillerías que abastecen a los penales. La deuda a los dueños de florerías de Xalapa por las coronas de flores.
--¿Nunca lo mediste, nunca lo calibraste?
--Sabía de su codicia sin límites, pero nunca imaginé el monstruo que llevaba dentro. La verdad, era era era mi amigo, pero me faltó conocerlo. Ya lo dijo Flavino Ríos, “nos engañó a todos”.
--Gina Domínguez dice que “está desencantada de Duarte”.
--Gina siempre fue una traidora. Yo se lo dije a Duarte, pero no hizo caso.
--Varios duartistas más siguen renegando de Duarte.
--Es una maldición bíblica. Cristo tuvo un Judas. Hasta san Pedro negó a Jesús.
--¿Lo justificas?
--¡No, no, no! Lo explico. Me lo explico. Y más, porque todos quieren salvar el pellejo. Yunes será implacable. El Yunes de Chirinos, pero multiplicado, porque ahora será el jefe máximo.
--¿Sientes que te llegará la lumbre yunista?
--Yo soy cosa juzgada. Y a mí, que me den como perro muerto. Mis ladridos a nadie asustan. Perro viejo, perro sarnoso.
“DUARTE FUE MI LUZBEL”
--Vives encerrado en este túnel del consulado. Pero tienes la computadora abierta. Dicen que escribes un libro, tus memorias.
--Escribo mis memorias. Voy a la mitad.
--¿Serán las memorias de un Casanova?
--Son las memorias de un político. Mi historia de la política local a la política federal. De Rafael Murillo Vidal a Javier Duarte. De Luis Echeverría a Enrique Peña Nieto. Del partido único a la pluralidad.
--Tu infancia.
--He olvidado mi infancia. Fueron tiempos duros. Borrón y cuenta nueva. Una santera que consulto aquí, en Barcelona, me lo dijo. Antes como antes y hoy como hoy. Y en medio, el exorcismo del pasado.
--¿Odias?
--Nunca he odiado. Todo hombre que odia se le pudre el alma.
--¿Volverás a Veracruz?
--Veracruz habita en mí. La patria de un hombre son los recuerdos. Además, el único patrimonio de un hombre es su familia. La esposa. Los hijos. Los nietos.
--Eres cónsul de Peña Nieto en Barcelona. Y Peña Nieto dijo en el Consejo Político Nacional del PRI que “ni la corrupción ni el encubrimiento y mucho menos la impunidad” tienen cabida en el tricolor. ¿Te llega?
--Yo soy yo y Duarte Duarte. Allá él y sus trastupijes. El corrupto es él. La corrupción es genética. En todo corrupto hay genes corruptores.
--Tú soñaste con ser médico. Hablas como médico.
--¡Pobre gordo! ¡Lo siento por su familia! ¡Lo siento por Veracruz! Es más, desde aquí pido perdón a Veracruz. ¡Tengo pena! Pero que cada quien asuma sus pecados.
--¿”Meterías las manos al fuego” por Duarte?
--Hace seis años lo hice. Ahora, me arrepiento. Vivo arrepentido.
--Entonces, te irás al cielo, pues “de los arrepentidos se vale Dios”.
--Lo dudo. Estoy condenado al infierno. Con todo, Duarte fue mi Luzbel. (lvr)