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Crónicas
Jueves 19 junio, 2014

El rancho del horror


Tres Valles, Ver.- “¿Nos puede llevar a dónde las fosas de El Diamante, por favor?” se pregunta a un funcionario del municipio de Tres Valles.
Hasta antes del cuestionamiento, el burócrata habí­a saludado en buen tenor; pero a escuchar a donde querí­an ir los colores se le subieron al rostro. La mirada iba de un lugar a otro y el mentón le temblaba.
Accedió a regañadientes; pero apenas tuvo oportunidad huyó a todo motor, sin respetar topes, charcos ni agujeros.
La entrada a El Diamante es el preámbulo a un edén. Al fondo de la pradera de este rancho, propiedad de Fernando Cano Cano (+), primer alcalde de Tres Valles, los árboles lucen cargados de frutos, a un costado...

Ignacio Carvajal

un criadero peces. En cada rincón de la propiedad se alzan vegas de pastura y hay un rí­o en medio.

Se trata del sueño dorado de cualquier ganadero; pero para las 31 personas que aquí­ fueron asesinadas y sepultadas, fue su paso del paraí­so al infierno.

Hasta la noche del lunes pasado, cuando personal de la Secretarí­a de Marina ”“que después de tres meses por fin dieron con el entierro- nadie se imaginaba que debajo de esos frondosos árboles, a un lado de ese arroyo, se escondí­a el horror, la muerte, el sufrimiento y la vergí¼enza que sólo se esconde con tierra de por medio.

En el sitio el olor es penetrante. Moscas verdes rondan los restos de carroña putrefacta y se regodean entre gusanos. Son 13 agujeros. De cada uno exhumaron de dos a tres personas. Tiene poco que el personal de Periciales se marchó. Trabajaron con nunca. Fue necesario el apoyo de elementos de Xalapa y de Veracruz.

Una persona, cuya identidad se protege bajo el anonimato y que estuvo en el lugar, dice que los elementos de Periciales no daban abasto. Después de horas de cavar y de extraer carne podrida, el cansancio era devastador. Se tuvo que echar mano de los elementos de la AVI, quienes tuvieron que hacer a un lado su arma y coger la cuerda cuando habí­a que sacar un muerto. "El cuerpo se exhuma amarrado, era complicado porque unos no traí­an manos o pies, a veces debemos ayudar”.

"Nos cansamos de tanto jalar cuerpos, llegó el momento que donde metí­amos la pala, salí­a sangre y pudrición y media", contó el oficial.

OFRENDAS A LA FLACA

Trastes sucios. Comida rezagada. Colchonetas malolientes. Toallas húmedas. Discos piratas. Ropa sucia en los cuatro puntos cardinales. Medicamentos. Un altar a la Santa Muerte. Cirios Negros. Las Siete Potencias. Un retrete rebosante de porquerí­a.

Es el interior de la casa ubicada en la colina del rancho El Diamante. 24 hombres y siete mujeres fueron asesinados en este lugar que se ubica a menos de dos kilómetros de la comandancia de policí­a y del ayuntamiento de Tres Valles. ¿Cómo fue posible que masacraran a tantas personas tan cerca de la policí­a?

Los moradores, hasta hace unos dí­as, un grupo de sicarios, ingresaban al rancho por un brecha que va desde la ciudad, a lo largo de las ví­as del ferrocarril, en medio de arboledas y un camino de tierra roja.

En el interior del inmueble, lo que más terror causa, es la imagen de la Santa Muerte. Es una clara representación de “La Piadosa” de Miguel íngel; pero quien yace en las piernas de La Flaca es Cristo.

La imagen, de unos 30 centí­metros, está montada sobre un cubo con capacidad de 20 litros, alrededor más de una docena de cirios de las Siete Potencias (Obatalá, Elegguá, Changó, Oggún, Orunlá, Yemayá y Ochún).

Otro tanto de esos cirios se miran regados en la vivienda, podrí­an ser más de 40 ó 31, podrí­a ser el mismo número de ví­ctimas del cementerio clandestino.

Aún en el interior, se miran chile, tomates, un sartén lleno de papas con chorizo y en una silla, una olla llena de papas. Estaban listas para la comida. Por el momento, la poca información extraoficial aportada por fuentes militares no habla de detenidos, por lo que todo apunta a una fuga a tiempo.

Destacan las colchonetas, tipo DIF, regadas por doquier. Son más de 20 y se suman al entorno de caos. Es un desmadre dejado atrás por el paso de las autoridades que, por lo menos, no prestaron atención a un detalle: docenas de llaveros olvidados en el brocal del pozo. Llaves de casas, de coches, de gavetas y de cajones. Llaves de quienes fueron sustraí­dos y asesinados aquí­.

ENDEMONIADOS

El Diamante es una atalaya: desde la colina se domina con la mirada Tres Valles, y al otro lado, una pradera sembrada con fino y nutritivo pasto; cerca, un sonoro arroyo el cual corre serpenteando rancho abajo a la sombra de árboles frutales.

Los reportes de la policí­a lo ubicaban como "un rancho abandonado"; pero su infraestructura se mira en buen estado.

Se confirmó en el pueblo que es propiedad del finado Fernando Cano Cano, el primer alcalde (PRI) de Tres Valles. Nadie sabe decir cómo un grupo de asesinos y adoradores de la muerte se lo adueñaron.

Lo que sí­ queda claro es que a diferencia de sus últimos inquilinos, estos sí­ eran muy religiosos: en un rincón se mira una capilla en honor a la Virgen de Juquila.

Dentro de la capilla, de unos tres por tres, y con un altar en medio, y nichos en su pared principal, hay colchonetas, condones usados, restos de excremento. Huellas de sexo frenético, noches de locura, alcohol, tortura y cortar cabezas.

Los maleantes emplearon este sitio para todo, menos para hacer oraciones a la madre de Cristo, cuyas imágenes ni siquiera se miran en su nicho, han sido destruidas.

En la capilla, a la virgen no le dejaron flores ni veladoras; pero a la muerte piadosa la acompañan dos botellas de whisky y una bolsa de bolillos. Su ofrenda.

LA ESPERANZA VIVE

El olor a muerte alteró los nervios de todo Cosamaloapan y municipios vecinos. "Tuve que lavar mi ropa de nuevo porque el dí­a que llegaron los cuerpos la tendí­, se secó; pero el olor todo se penetró y apesta" cuenta una de las vecinas del FORENSE.

Ese aroma persiste (pese que ya están en Xalapa, a más de 300 KM) en el ambiente e inunda todo alrededor de Cosamaloapan, llega a las colonias más pobres, a los sectores más populares, en donde abundan casos de desaparecidos.

"Venimos porque supimos del montón de muertos y allá en la colonia tenemos como a cuatro chicos desaparecidos. Una camioneta les cerró el pasó y se los llevó”, cuenta otra mujer que está junto a otras que, pareciera, no perciben el nauseabundo aroma ni el calor.

Son esposas, madres, tí­as, abuelas o parejas de personas desaparecidas, las deudas de Cosamaloapan y los municipios vecinos que conforman una herida mal curada que emana pus. Están desesperadas.

“A veces uno quisiera encontrarla ya y descansar. Que le digan a uno ya si está muerta o qu锝 dice una de ellas cuya hija, Wendy Cruz, está desaparecida desde mayo.

Su nieta, hija de Wendy, sostiene la foto de su madre: viste blusa rosada, pantalón blanco ajustado. Junto al rí­o Papaloapan. La última vez que le vieron iba a Alvarado a comer con una amiga.

Otra familia aguarda a la sombra de una higuera. Son mujeres y niños. La mayor de ellas trae la foto del nieto de 16 años que unos quince dí­as atrás se fue de fiesta en Tuxtepec y a la fecha no ha regresado.

"Nos trataron muy mal allá dentro, no somos de acá, venimos de Oaxaca y dicen que allí­ debemos arreglar nuestro asunto, que acá ni cuerpos hay, que se los llevaron a Xalapa" dice una de ellas.

Por la tarde, hubo un momento en que ya no esperaron más. Se abalanzaron sobre la entrada al inmueble al menos dos de ellas se colaron. Llegaron a las planchas. Levantaron el velo del único cadáver y confirmaron que no era su familiar. Tras el ingreso por la fuerza, solas se marcharon.

UNOS A LA PENA….

A 200 kilómetros de las fosas, sobre la autopista Cosamaloapan-Acayucan, un hombre disfruta un jugo de piña, y contento mira la carga de su camioneta: unos 20 cajones de muerto.

El hombre es informado sobre la noticia más fuerte en estos rumbos. “Fosas clandestinas y El Diamante en Tres Valles”. Al dueño de la funeraria en la Cuenca del Papaloapan, lejos de darle miedo, se muestra entusiasta. Comienza a hacer llamados a todos los contactos, sobre todo en el FORENSE, a quienes apremia a que le den más información sobre la primicia. Sabe que la carga que hoy trae del DF no le servirá ni para una semana si no se apura a realizar los trámites ante la Subprocuradora de Cosamaloapan. “Creo que no me van a alcanzar, vamos a tener que pedir más”, dijo el chofer.


5 comentario(s)

militaro 21 Jun, 2014 - 13:43
Oh sublime, reporte no ce como lo haces, pero tu manera de escribir envuelve al lector y ll traslada al lugar, a las sensaciones, mas sin enbargo la realidad supeta la ficcion vivimos en un infierno, en el mismo hades y en la misma sodoma y gomorra aquella ciudad biblica llena de horrores, haces narrable lo inimaginable, talvez lo mejor seria que se queme todo el estado.. Buenos y malos junto con todo el pais..

Ivet del Rosario 19 Jun, 2014 - 17:32
Excelente crónica

Santos López Celdo 19 Jun, 2014 - 15:42
Excelente nacho, un saludo.

Mario Zepeda 19 Jun, 2014 - 15:12
Muy buena, sobre el tema lo mejor que he leido

Jorge Cáceres 19 Jun, 2014 - 10:30
Excelente crónica de ambientación... muy bien documentado, te trasladas hacia el siniestro lugar. Bien hecho. Felicidades.

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