Entonces, los 20 gobernadores priistas del paí­s que hoy existen, y de los cuales algunos cohabitaron como virreyes con Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa, sabrán del regreso del tlatoani, el jefe máximo, el único jefe con facultades metaconstitucionales, dueño del dí­a y de la noche, y en muchos, muchí­simos casos de las vidas ajenas.

Y, claro, los gobernadores panistas habrán de cabildear, por separado y en bloque, para ganarse la buena voluntad de Peña Nieto.

Muchos tsunamis, pues, habrán de venir.

Según Ronzón, sólo dos gobernadores están desde ahora en el corazón y en el hí­gado y en las neuronas de Los Pinos: César Duarte, de Chihuahua, y Aristóteles Sandoval, de Jalisco.

Otros, rojos incluso, habrán de empujar la carreta a todo lo que da, porque regresaremos a los tiempos de Antonio López de Santa Anna, Plutarco Elí­as Calles, Gustavo Dí­az Ordaz, Luis Echeverrí­a ílvarez y Carlos Salinas de Gortari, entre otros.

II

El manotazo peñista se sentirá de norte a sur del paí­s.

Por ejemplo, en los estados donde por culpa de las elites priistas locales perdiera la elección presidencial, peor tantito en algunas latitudes donde estuviera a punto de caer al tercer lugar, debajo de Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador.

En las demarcaciones donde, por ejemplo, han resultado incapaces de planchar a los maestros incómodos a la reforma educativa y sus leyes secundarias.

En los estados donde sus hijos fueran puestos en peligro en tiempo vacacional y hasta cuatro escoltas les asesinaran en un rafagueo con los malosos.

En las entidades donde estén encubriendo a los antecesores, con manifiesto pasado de peculado, desví­o de recursos, enriquecimiento inexplicable y trastupijes.

Y en donde, por ejemplo, los compromisos firmados ante un notario público se hayan incumplido pretextando, digamos, la escasez de recursos, las arcas vací­as y la austeridad.

III

Y, también, claro, en los estados donde el triunfo priista esté bajo riesgo, pues con Peña Nieto en Los Pinos, dice Ronzón, están alimentando un proyecto transexenal Una vez que el presidente de la república amarre sus reformas estructuras dará un manotazo en el paí­s para hacer sentir la presidencia imperial y faraónica vislumbra el politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica tipo Maximato, tipo Plutarco Elí­as Calles, incluso, para nunca, jamás, volver a dejar la presidencia de la república.

Y si, digamos, un gobernador priista pierde las elecciones de alcaldes y diputados locales y federales y senadores, ni hablar, en el pecado llevará la penitencia.

Luego de las reformas llamadas estructurales del peñismo, el México rojo arderá.
Iniciará el manotazo, y por supuesto, el ajuste de cuentas.

IV

Por eso, es hora de que en cada entidad federativa se apliquen en la tarea.

Los amigos de Peña Nieto habrán de ser los amigos de cada gobernador.

Pero de igual manera, los enemigos serán comunes.

Y más aún, porque el presidente, dice el maestro, es igualito que Adolfo López Mateos, el primero y único presidente de la república originario del estado de México, y más aún, del grupo Atlacomulco.

Es decir, una mano izquierda que nunca sabe lo que hace la mano derecha y viceversa.

La foto frí­vola de la sonrisa fácil habitando “el mundo de caramelo” y el manotazo en el extremo opuesto.

Por eso, la cárcel para la profe Elba Esther Gordillo.

Por eso, la nueva orden para recapturar a Rafael Caro Quintero y congraciarse con Estados Unidos.

Por eso, y en el nombre del pragmatismo, las candidaturas del estado de México y Baja California, donde sacrificó a sus amigos Alfredo del Mazo junior y Jorge Hank Rhon.

Por eso, el pragmatismo del Pacto México… por ahora.

Por eso, satanizar como terroristas a los manifestantes en la ciudad de México.

Por eso, el desalojo de los profes inconformes y activistas en el zócalo del Distrito Federal.
Etece. Etece.