De Boca a Xalapa. De Xalapa a la Ciudad de México. De la Ciudad de México al Congreso local.
A tono, claro, con tantas otras mujeres de la nación deslumbrando a sus paisanos con una carrera ascendente.
Digamos, “en los cuernos de la luna” como aseguran en el rancho.
Así, bien pudiera estarse formando más para la candidatura a la presidencia municipal de Boca del Río y/o, incluso, del puerto jarocho.
Trascendió a la Comuna boqueña.
Trascendió al bienio azul del jefe máximo, Miguel Ángel Yunes Linares.
Está por trascender al Senado.
Secretaria General del CDE del PAN.
Lista para otra curul.
Se ignora el resultado social concreto y específico logrado en los años de servicio en la administración pública y en el Congreso de la Unión.
Pero al mismo tiempo, nadie puede dudar de su juego y rejuego en las grandes ligas.
Quizá habría soñado desde hace ratito con una alcaldía.
Pero acaso sus hacedores la estarían fogueando más. Incluso, caray, “y con el tiempo y un ganchito” para la candidatura a gobernadora.
Toda una revelación, pues, hacia el interior del equipo azul y en donde le ven tantas cualidades, atributos, capacidades y virtudes.
Su vocación social “a prueba de bomba” como cuando se disfrazara de indita y realizara periplo de unas horas en un día en la sierra de Zongolica.
Y de pronto, ¡zas!, hasta ponerse a echar tortillas a mano con maíz blanco listas para cocerse en un brasero ardiendo con leña y mostrando cualidades en la palmeada como la mejor indígena y campesina.
¡Larga vida!
Ahora, y de acuerdo con los espectaculares, en “un mano a mano” con Josefina Vázquez Mota, la candidata presidencial del PAN que fuera.
Digamos, la Anilú Ingram de Javier Duarte.
La Carolina Gudiño Corro de Fidel Herrera Beltrán.
La Gela Frutis de Rafael Hernández Ochoa.
La Irma Serrano de Gustavo Díaz Ordaz.
La Rosa Luz Alegría de José López Portillo.
La Griselda Álvarez de Miguel de la Madrid Hurtado.

II (No hay mujer sin un hombre)
Con todo y la liberación femenina, todavía faltan sexenios, digamos, para que la mujer alcance “la plenitud del pinche poder”.
En unos casos, las mujeres políticas han amacizado un liderazgo político y social fuera de serie, por ejemplo, hay varias gobernadoras, la primera que fuera en el país, la poetisa Griselda Álvarez en el priismo de Miguel de la Madrid.
Pero en términos generales, así como en política “no hay hombre sin hombre” tampoco (todavía y por desgracia) existe ahora una mujer sin un hombre, jefe de la tribu política que le abra puertas y ventanas públicas para estar, ser, crecer y trascender.
Indira, por ejemplo, desarrollada y multiplicada con el clan de los Yunes azules de Boca del Río y a quienes, sin duda, “veinte y las malas” ha servido con resultados eficaces y eficientes en las tareas encomendadas.
Por eso, y como el dinosaurio de Tito Monterroso que “al despertar seguía ahí”, Rosales San Román se conserva en el pandero.
Igual, digamos, que la diputada federal, Marijose Gamboa Torales, buscando (de nuevo) la curul federal como diputada, local que fuera antes y funcionaria en el Ayuntamiento boqueño.
El par, casi casi, las figuras icónicas y simbólicas del panismo de cara al Golfo de México.
Los Yunes, trascendiendo a través de ellas.
Indira, creciendo de manera exponencial.
Más, mucho más, que otros compañeros con quienes iniciara en el palenque yunista.
Puliendo y volviendo a pulir la brújula política y agarrando experiencia y ampliando relaciones y contactos superiores y “a ras del suelo”, soñando (más, mucho más) con las grandes ligas.
Operó en el nivel municipal.
Operó en el plano estatal.
Opera en la cancha legislativa.
Opera en el renglón partidista.
Y una lealtad “a prueba de bomba”…