a los 18 años de edad cuando me fui a estudiar a otra ciudad. Luego, seguí cocinando cuando me casé.
Y nació mi primero y segundo hijo. Entonces, harta de estar metida en la cocina avisé a mi esposo: ‘A partir de esta semana, sábados y domingo no volveré a cocinar. Compramos la comida o nos llevas a comer a un restaurante. Y el desayuno y la cena cada uno se lo hará’.
“Mi pareja sintió mi firmeza y decisión y la respetó”.

DOS. Sublevación femenina

Entonces, basadas en tal ejemplo universal, las otras amigas también asumieron la misma decisión.
Una, avisó a su pareja: “A partir de este fin de semana dejo de cocinar. Y a ver cómo le hacemos. Si quieren la comidita que haya sobrado del viernes y jueves se recalienta y eso comemos”.
Después, dejó abierta la posibilidad para otro tipo de propuestas.

TRES. “Ojo por ojo”

Otra amiga confesó que cuando descubrió una aventura a su marido, simplemente le repitió la enseñanza universal: “Ojo por ojo y diente por diente y pie por pie e infidelidad por infidelidad”.
Así, sin más rodeos avisó a su pareja que como ya la había engañado, ni modo, ella de igual modo sería infiel.
Y lo fue.
Semanas después confesó a las amigas en el desayunito que cada vez confirmaba que cuando una esposa engaña al marido, el esposo la quiere mucho más.
Y se vuelve “una perita en dulce” y el hombre más cariñoso y meloso del mundo.

CUATRO. Amigas parranderas

Una señora invitó a las amigas a fin de semana en la ciudad que todas ellas acordaran.
Fuera aquí en el estado de Veracruz. En la ciudad de México. Incluso, en Las Vegas, a jugar.
Todo fue a partir de que con frecuencia la pareja agarraba camino los sábados y domingos y regresaba el lunes en la mañana que muy cansado de tanto ajetreo laboral en juntas y juntas y juntas.
Y luego de escuchar una y otra vez la misma cantaleta tomó la sabia decisión de observar el mismo juego, la misma patraña, el mismo engaño.

CINCO. Frialdad femenina

Queda claro y comprobado que la liberación femenina se alcanza, cierto, por ósmosis cuando de norte a sur y de este a oeste de la nación se forman ongs de mujeres reclamando legítimos derechos constitucionales.
Pero de igual modo, nada acelera tanto la libertad femenina como las pláticas con las amigas.
Más porque las amigas suelen confesarse entre ellas estrategias, secretos y técnicas cien por ciento probados y con resultado eficaz y eficiente.
Simplemente, porque muchas de ellas han vivido y experimentado y padecido las patrañas de las parejas.

SEIS. Vivir en la plenitud

Las reuniones amicales de las mujeres funcionan como una especie de AAA. Asociación de Alcohólicos Anónimos.
Entre ellas se cuentan y confían sus cositas, inquietudes, deseos, ansiedades, pasiones y obsesiones.
Y unas a otras se apoyan en todo y con todo.
Y si es necesario en una infidelidad hasta suelen prestar la recámara de sus casas para las citas amorosas cuando el marido se va a la chamba y los niños a la escuela.
Es más, hasta dan de asueto el día a la trabajadora doméstica.
La libertad femenina y el desarrollo social de cada una alcanza así la más elevada plenitud.