Más cuando de pronto, Castagné interpuso la denuncia en la Fiscalía General de la República, FGR, por enriquecimiento ilícito, corrupción y uso ilícito de atribuciones y facultades en la administración pública.

PASAMANOS: Incluso, la pregunta (pregunta de los 64 mil pesos como cacareaba Pedro Ferriz padre en el siglo pasado) si el bombardeo nuclear (que en ningún momento ha dado de tregua a Nahle) también incidiría en la elección presidencial en Veracruz.
Y en la elección de los candidatos de MORENA a diputados federales y locales y a Senadores, digamos, todo como parte del paquete electoral.
O si, por el contrario, y como afirmaban en el siglo XIX, la Magnum de Castagné hará a la zacatecana “lo que el viento a Benito Juárez García”.
Más cuando ella misma se ha declarado ser “más veracruzana que ‘La bamba’”, una frasecita para “salir de cualquier ocasión y emergencia” como cuando a mediados del siglo pasado la actriz checoslovaca, la preciosa Miroslava Stern, aseguró ser “más mexicana que el himno nacional y Emilio “El indio” Fernández”.

CORREDORES: De semana en semana, animado y reanimado por las doce mil firmas que se le expresaron en la denuncia en la FGR, Castagné ha seguido firme, inderrotable, bragado, revelando más y más propiedades.
Sobre todo, indicativo y significativo, en un Veracruz con un millón de indígenas y dos millones de campesinos y tres millones de obreros, la mayoría en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos.

BALCONES: Hay quienes por ahí aseguran que con el rafagueo a Nahle, el candidato a gobernador del Frente Opositor, Pepe Yunes Zorrilla, primero, escaló en la preferencia ciudadana.
Segundo, alcanzó a Nahle.
Y tercero, la ha rebasado.
Si es así, entonces, Castagné ha resultado más efectivo en la operación política que el PRI, el PAN y el PRD juntos y con sus expertos, muchos de ellos, caray, reconocidos y aplaudidos como los magos del fraude electoral.

PASILLOS: En el mes de marzo, la mansión de Nahle en El Dorado, Boca del Río, trascendió con intensidad en la prensa de la Ciudad de México.
Incluso, hasta con las escrituras de la notaría pública.
Y desde entonces, Castagné está animado y reanimado con el objetivo, según parece, destronar a Nahle de la, digamos, preferencia obradorista en los ciudadanos de Veracruz, un aproximado de seis millones de habitantes con credencial de elector.
¿Logrará el fin? ¿Seguirá firme hasta el momento estelar, digamos, una semana antes del dos de junio? ¿Tumbará a Nahle y enaltecerá a Pepe Yunes?
¿Estará Castagné sembrando con su denuncia en tierra fértil para orientar, digamos, el sufragio por Yunes Zorrilla?
¿El bombardeo hará mella para la derrota de Andrés Manuel López Obrador, MORENA, la 4T, la llamada purificación moral y la honestidad valiente en el Estado de Veracruz?
¿La llamada Elección de Estado se habrá ya, ya, ya, cimbrado luego de terrible y espantoso zangoloteo en las neuronas, el corazón y el hígado ciudadano?

VENTANAS: Cada ciudadano tendrá su percepción. Las encuestas, fotografías de un estado de ánimo fugaz, perfilarán a un posible ganador, pero con todos los santos a ras de la tierra la verdad universal es simple y sencilla: Por ahora, nada para nadie.
Castagné Couturier, apostando nombre, prestigio, experiencia, vivencia, convicciones, principios, ideales, sueños, utopías exhibiendo a Nahle en el palenque público.