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Miércoles 24 abril, 2024

Civilidad íntima

**Amores contingentes
**“Un rapidín”

UNO. Romances fugaces

Los amorosos crearon y recrearon el término de “amores contingentes”. Romances fugaces.
Incluso, con el acelerador hasta el fondo en el caso de los matrimonios, digamos, institucionales.
De entrada, la libertad para tener un amante.

Luis Velázquez

Luego, quizá, hasta para formar un trío.
Y como en el caso de los escritores Simone De Beauvoir y Jean-Paul Sartre, para intercambiarse a las amantes. Sobre todo, mujeres.
El concepto era universal. Lo definían como “amistades y camaraderías amorosas”.
Y una vez evaporado el deseo y la pasión y que rara, extraordinaria ocasión llegaba al amor, cada parte agarrando camino.

DOS. ¡Ay, los hippies!

Fue el tiempo de los hippies, por ejemplo, en todas las latitudes geográficas del mundo.
Y aun cuando aquella temporada del pelo largo, las falditas cortas arriba unos quince centímetros de la rodilla, los shorcitos, el consumo de alcohol y droga y los tríos y cuartetos ingresó a la historia, de cualquier manera hay rezagos.
Y de algún modo sigue experimentándose. Claro, sin el escándalo ni el reality-show de entonces.

TRES. “Amor con amor se paga”

Se trata, digamos, de la expresión más alta de la civilidad sexual, erótica, íntima.
Más, si se considera que sin hippies y tampoco sin “los amores contingentes y romances fugaces”, la infidelidad significa una constante en la vida y en el día y en la noche y en la madrugada.
Famosa la frase memorable, citable y bíblica del “segundo frente”.
Famosos los hombres, por ejemplo, con dos, tres, amantes.
Famosas las parejas donde aplican el principio filosófico y social de “ojo por ojo y diente por diente”.
Y si tú eres infiel, yo también, suelen exclamar las mujeres y sin tapujos.
Lealtad con lealtad.
Fidelidad con fidelidad.

CUATRO. Pérdidas y fracasos…

En la película “Infidelidad” con Richard Gere y Diane Lane, ella es infiel.
Y en una plática con las amigas, una de ellas confiesa que en momento estelar de su vida cuando era una chica de unos 30 años de edad y casada también fue infiel: “Y en la infidelidad siempre se termina mal. A veces, una persona. En otras ocasiones, las dos. Y en otras, hasta las familias”.
En la infidelidad, confiesa De Beauvoir, hay “pérdidas y fracasos cuyas costas pagan los otros”.
Luego, precisa: “Es un defecto del sistema social vigente” en los cinco continentes con más de doscientas naciones.

CINCO. Fidelidad y libertad

Por eso resulta difícil una conciliación entre la fidelidad y la libertad.
Por ejemplo, el sicólogo y el terapeuta familiar advierten que bien puede una persona en la pareja tener relaciones íntimas y al mismo tiempo estar pensando en la persona ausente.
Lo escribió el filósofo José López Portillo: “Una es la persona con quien se vive y otra la persona deseada y amada”.
En mi matrimonio, confiesa una señora, siempre somos tres.
“Mi marido, yo y la otra” dice.

SEIS. Se crean derechos…

Los amores contingentes, aquellos que suelen aparecer de pronto y por ahí significan un delicioso viaje a la plenitud.
Pero por un tiempo.
Por lo regular, condenado a un tiempo demasiado efímero.
Un vecino advierte que si unos amantes duran varios años, entonces cuidado, porque en automático se van creando derechos y cuando una parte lo registra es demasiado tarde.
Por ejemplo, la hora de comprar chambritas y la cuna porque en el deseo y la pasión descarrilada la mujer quedó embarazada, más allá, incluso, de que sea exprofeso.
Además, y de acuerdo con la ley, una mujer puede demandar al hombre casado por un delito llamado “pérdida de tiempo”.


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